Cerramos un año 2021 muy positivo para los mercados de renta variable, con importantes subidas en los índices y escasísima volatilidad, pero esta tendencia ha empezado a cambiar en diciembre 2021, aumentando la volatilidad y surgiendo las dudas. Muchas de las preocupaciones que veníamos arrastrando durante el año y que el mercado no les daba importancia, han pasado a preocupar: las distorsiones de oferta, las tensiones de los mercados laborales, las nuevas cepas y sobre todo, la inflación. La esperanza que esta inflación fuera temporal, ocasionada por la brusquedad de la reapertura, se ha ido desvaneciendo a medida que pasaban los meses. Está claro que vamos a convivir con inflaciones altas más meses, el nuevo Omicron puede también prolongar este efecto, ¿pero va a acabar corrigiéndose o va a implicar una aceleración excesiva de la subida de tipos de la FED? ¿las fuerzas que empujaban a la baja la inflación (demografía y el mundo más low cost de internet) van a acabar relajando la inflación? ¿O factores como la mayor importancia a la proximidad de en los aprovisionamientos, la aceleración extrema de las inversiones ESG, la falta de mano de obra cualificada en determinados sectores o el cambio de China de exportador deflación a exportador de inflación van a cambiar el panorama a medio plazo?